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León Ferrari: ¿Juguetes o Verdad?

La obra de León Ferrari, artista nacido en Buenos Aires, Argentina; está en Bogotá y puede ser apreciada en el Museo de Arte del Banco de la República. Su obra con cierta perspectiva política, da mucho de qué hablar y muestra un excelente ejemplo de cómo los artistas latinoamericanos abordan en sus proyectos problemas de interés  conceptual para  el arte hoy en día.

Constituye una verdadera experiencia el ver esta exposición, no negando que es uno de los artistas plásticos latinoamericanos más talentosos y relevantes del siglo XX. A través de su obra Ferrari hace cuestionamientos políticos y religiosos. Y demuestra su habilidad a través de medios tan diversos como cerámica, madera, alambre, dibujo, collages, tela, papel e instalación. Manipula símbolos para darle la vuelta a dogmas establecidos por autoridades e instituciones, entre ellos: la sexualidad.
Ferrari es claro en su obra, y cuestiona una cultura que se lo ha hecho y se sigue contradiciendo: la cultura occidental y su testamento religioso católico. Al contraponer distintas imágenes ya conocidas para nosotros, impactando por su morbo y desafiando con esta muestra a uno de los poderes más altos dentro de una cultura: La Iglesia. Pero éste no es un desafío que produce peleas, sino una invitación a apreciar el arte pensado a partir de acciones eclesiásticas conocidas por todos nosotros, o sea que en Ferrari la iglesia es “la musa de su inspiración”.
Un collage  puede ejemplarizar lo que quiero decir. Consiste en aquel que tiene un fondo fotográfico en blanco y negro. Muestra una bella chica levantándose el vestido y mostrando sus nalgas, como se diría popularmente “al aire libre”… vuelta su cabeza hacia atrás, sale de su boca una sonrisa irónica, que deja ver en sus ojos, el juego de burla que hace con aquellos que la miran detenidamente: un grupo de hombres con túnicas (porcelanas a color), que hacen recordar aquellos personajes que pintó Da Vinci en su obra La Última Cena.
¿Serán estos hombres que miran fijamente y sin moverse los apóstoles del Señor Jesucristo? Considero que ellos son. A manera de interpretación, creería que Ferrari, busca una burla y nos regala un poco de su humor, demostrando una fuerte crítica. Se debería  pensar que estos hombres “castos y puros” o, como se diría hoy en día, “beatificados”, no tienen nada de que negar que son hombres comunes y corrientes, terrenales, con cualidades tanto buenas como malas, no impunes a la tentación, capaces de pecar y de bendecir al mismo tiempo, pero que a la luz de la sociedad son una falsa verdad. ¿Cuántos casos no hemos conocido en nuestro propio país? De aquellos en los cuales se deposita confianza, pero que no son capaces de condenar su propia verdad, sino que a través de un “disfraz” engañan a muchos; esta sensibilidad que debemos tener todos y cada uno de nosotros frente a aquellos casos impunes, es la que Ferrari, quiere traer a memoria.
Tienen en sus manos el poder del Altísimo, pero no es usado con fidelidad y compromiso, sino con total libertinaje; aquellos en los cuales la sociedad deposita su confianza, son los que violan pequeños y roban al “pueblo de Dios”.

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